Mensaje de Francis Gurry
Director General, Organización mundial de la propiedad intelectual (OMPI)
La innovación tiende puentes
Hace relativamente pocos decenios, el mundo era un vasto espacio en gran medida desconocido para la mayor parte de sus habitantes. Los viajes costaban mucho y eran largos. Difícil era también intercambiar conocimientos, plasmados principalmente en papel. En muchos lugares no habían líneas telefónicas. Y a excepción de las grandes ciudades, el acceso a la cultura y las artes de otros países era limitado.
El rápido ritmo de innovación y su adopción a nivel mundial han transformado nuestro porvenir. Hoy estamos todos vinculados –física, intelectual, social y culturalmente– de formas imposibles de imaginar en aquel entonces. En pocas horas se pasa de un continente a otro. Y prácticamente desde cualquier lugar del planeta podemos acceder a información, vernos y charlar unos con otros, seleccionar música, y tomar y enviar fotografías gracias a un dispositivo tan pequeño, que cabe en la palma de la mano.
Esa conexión universal, propulsada por Internet y por la tecnología inalámbrica, encierra un potencial extraordinario. Con la “muerte de la distancia” ya no existen límites de ubicación física, lo que ofrece un sinfín de beneficios.
La posibilidad de acceder a la enseñanza por Internet fomenta el potencial intelectual en comunidades que antes estaban aisladas y contribuye así a reducir la brecha de conocimientos entre naciones. Y gracias a las sofisticadas técnicas de videoconferencia no hay que viajar tanto por negocios, lo que aminora la huella de carbono. A ello viene a añadirse la telefonía móvil, hoy utilizada por más de la mitad de la población del mundo, que ha transformado nuestra vida y el funcionamiento de las comunidades: los móviles que funcionan con energía solar permiten transmitir información sobre brotes de enfermedad, dirigir pequeños negocios y coordinar las actividades de socorro en caso de catástrofe natural en zonas que antes se consideraban remotas.
La rapidez en la gestión y el intercambio de datos acelera el ciclo de innovación, favorece la innovación colectiva y fomenta lazos de colaboración entre empresas, instituciones de investigación y particulares, lo que va en beneficio de todos. Por otro lado, las tecnologías digitales permiten que personas con ideas y objetivos afines creen plataformas virtuales para emprender proyectos e iniciativas comunes; por ejemplo, bajo la égida de la OMPI se ha creado una plataforma por Internet de sectores interesados con la finalidad de fomentar el acceso a material protegido por derecho de autor para los cerca de 314 millones de personas en el mundo con discapacidad visual y para la lectura.
Las tecnologías innovadoras están generando una sociedad realmente mundial. Y el sistema de propiedad intelectual forma parte de ese proceso que forja vínculos. Fomenta el intercambio de información, por ejemplo, el capital de conocimientos tecnológicos de las bases de datos de la OMPI, que son gratuitas. Constituye, además, un marco para la comercialización y difusión de tecnologías y ofrece incentivos para innovar y competir. El sistema de propiedad intelectual contribuye también a estructurar la colaboración necesaria para responder a los complejos desafíos que se plantean a nivel mundial, como el cambio climático y las crecientes necesidades en materia de energía, que nos conciernen a todos.
La OMPI vela por que el sistema de propiedad intelectual cumpla permanentemente su finalidad primordial, a saber, el fomento de la innovación y la creatividad, y por que todos salgan beneficiados del sistema, lo que en definitiva tiende puentes en el mundo.
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